Creyendo en el propósito de Dios en mi vida como esposa.

El 29 de enero el Señor me permitió experimentar una situación. Una chica con la que apenas había convivido de forma muy superficial me buscó para desahogarse de lo que vivía en ese momento.Estaba completamente destrozada y vulnerable por la infidelidad de su esposo con el que apenas tenía dos meses de casada. La escuché y en ese momento le quise hablar de Dios pero no me lo permitió, respeté su decisión y me limité a escucharla y estar con ella. Le comenté la situación a mi esposo y su reacción fue: ¡No te metas más! Mi esposo tiene relación laboral con su esposo. 

Para mi fue muy injusto escuchar eso, por un lado yo ni siquiera la había buscado, ella me escribió para pedirme que fuera a verla para platicarme, y por otro lado estaba deshecha, ¿cómo iba a dejarla sola en este momento tan triste y vulnerable?, ¿cómo iba a ser yo indiferente a su dolor?, ¿dónde quedaba mi testimonio, si decía yo hablar de Dios?. Nada de eso me parecía lógico y tenía mucha impotencia y hasta enojo. 

Antes de esto ya habíamos tenido una situación en la que me dijo: ¡No te metas! y no tomé en cuenta sus palabras. Las consecuencias fueron muy fuertes, pedí consejería bíblica y el pastor fue muy claro: La biblia dice que debes someterte a tu esposo y honrarlo aunque no sea Cristiano, debes confiar en la soberanía de Dios. Lloraba mucho, pues no entendía el propósito de someterme a mi esposo, sin embargo obedecía y le pedía a Dios que quitara sentimientos que no son de su agrado ante estas situaciones, pues no quería que llegara la amargura a mi corazón por estas situaciones.

 El leer el libro me permitió entender el concepto de ayuda idónea, el origen del hombre y el origen de la mujer y que honrar al Señor está por encima de todo eso. Como mujer casada, estar bajo el diseño de Dios es ser ayuda idónea de mi marido, desde que en Génesis 2:18: «Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él». Somos buena cosa creadas por Dios y somos un regalo de Dios para el hombre, ¡qué asombro para Adán el despertar y ver que no está solo, que tiene su ayuda idónea! La naturaleza y la voluntad de Dios para la mujer es ser ayudante de su marido. ¿Mi marido estaría complacido cada mañana cuando sabe que yo soy su ayuda idónea y ejerzo como tal ese papel? En la sociedad moderna es difícil encontrar este modelo de la creación ejemplificado, ahora la mujer busca estar a la par que el marido, tener los mismos derechos y sus propias aspiraciones.

 «Porque el varón no procede de la mujer, sino que la mujer del varón; y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón» 1 Corintios 11:8-9 

Otros temas muy confrontantes en mi vida sobre el libro fueron: 

Alegría:

«El gozo del Señor es vuestra fortaleza» Nehemías 8:10 

Una manera en que podemos ser ayuda idónea es mostrando un corazón alegre. Ese gozo viene de Dios y a veces incluso cuando no nos sentimos con los ánimos el Señor mismo nos dice en su palabra: “Ofrezcan sacrificios de alabanza, y publiquen sus obras con júbilo” Salmos 107:22

Aprender por medio de la palabra lo que es el gozo nos da una perspectiva diferente que va de acuerdo al propósito de Dios. Al ser una verdadera ayuda idónea manifestamos el gozo que viene de Dios y no sentimientos de autocompasión, de tristeza o enfermedad, por el contrario hay agradecimiento y un corazón agradecido produce gozo. 

“Ofrezcan sacrificios de alabanza, y publiquen sus obras con júbilo” Salmo 107:22

Qué mejor que mi marido vea el gozo que me ha dado el Señor, eso sea algo motivante para él, que seamos amigos, cómplices en sonrisas, coherederos en gracia, en que pueda ser yo un digno regalo para mi esposo honrando a Dios. 

Sabiduría: 

“Y si alguno de ustedes tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” Santiago 1:5 Cuando pedimos sabiduría al Señor se hace mucho más fácil entender Su palabra y ponerla en práctica respecto a las verdades del papel de la mujer en el matrimonio.

“Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor” Colosenses 3:18. Dios claramente nos manda estar sujetas a nuestros maridos, no es algo opcional.

 “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo” 1 Corintios 11:3

Cuando creemos la palabra de Dios y pedimos sabiduría en nuestro matrimonio ya no vivimos como víctimas o en amargura si no que vivimos y honramos al Señor cuando nos sujetamos y honramos a nuestros maridos. La biblia nos enseña en Proverbios 9:10: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría.” Creer y temer al Señor nos permite ser sabias. 

También podemos pedirle sabiduría al Señor para conocer a nuestro marido y así ser una ayuda idónea para el marido que nos dio el Señor, para aprender a entenderlo y apreciarlo por lo que es, “A la mujer dijo… y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” Génesis 3:16

Nombramiento Divino: 

Dios nos manda respetar a nuestro marido, hablarle con estima, mostrar sumisión y nunca menospreciarlo o ridiculizarlo. “… Y la mujer respete a su marido” Efesios 5:23 

Mi obediencia a Dios no depende de las circunstancias, debo obedecer su palabra en cualquier circunstancia. 

Tito 2:3-5 

Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. 

Esta parte del libro fue muy enriquecedora en todos los aspectos, desde cómo debe ser mi andar. 

● Prudente: está en cuidar todos los detalles, en la organización del tiempo, en prever algo tan simple como tener la comida lista para evitar descontentos. Mi tarea es ser ayuda idónea, no tendría porqué quejarme o poner pretextos para hacer la comida cuando es mi responsabilidad hacerla a su tiempo. En algo tan simple como administrar nuestro tiempo está la prudencia y eso honra a nuestros esposos en lugar de ser una carga. 

● Amar a sus maridos: Alegrarme en satisfacer las necesidades de mi marido, no solo hacerlo porque debo someterme. También anticiparme y sorprenderlo en sus necesidades. Hacer del sexo algo disfrutable y no solo una obligación, eso honra al Señor. 

● Amar a sus hijos: Instruir a los hijos en el camino del Señor y enseñar cosas en el diario vivir, dedicarles tiempo en instruirlos pero también en jugar con ellos, demostrar nuestro amor hacia ellos. Aprender nuevas cosas para el cuidado de los hijos. 

● Ser discretas: en la discreción está en guardar su corazón del engaño hacía su marido. En no andarse entrometiendo en las vidas de los demás o de casa en casa con habladurías. 

● Ser castas: Vestir de una manera decorosa que no deshonre al Señor. 

● Cuidadosa de su casa: Se toma en serio su papel, cuida su casa, el cual es su refugio y lo mantiene limpio y agradable para su esposo e hijos. Ministra a otros mediante la hospitalidad en su casa. 

● Ser buenas: Se describe en proverbios 31:10:31, la mujer virtuosa, sirve a su marido, a sus hijos, a otros y a sí misma por último. 

● Sujetas a sus maridos: Confiar en el propósito de Dios para mi vida como esposa. 

La mujer virtuosa es corona de su marido; Mas la mala, como carcoma en sus huesos. Proverbios 12:4

 Y no se trata de obedecer por obedecer, una ayuda idónea busca las mejores maneras para estar accesible y obediente, hacerlo de buena gana, con un corazón alegre y dispuesto. 

“Le da ella bien y no mal Todos los días de su vida”. Proverbios 31:12 

Puedo ganar para Cristo a mi marido inconverso mediante la conducta casta, sin predicarle la biblia: 

Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza. 1 Pedro 3 

Sobre el ejemplo del inicio, tuve tentación de desobedecer a mi esposo más de una vez, el libro llegó en el momento indicado y fue de bendición al darme cuenta de que no estaba siendo una esposa sabia. Mi pretexto era que debía estar con ella pero yo no pensaba en la relación laboral de mi esposo, en que podía afectar el sustento que Dios nos daba a través del trabajo de mi esposo por una imprudencia mía. Me di cuenta que mi corazón valoraba mi propio ego, una falsa piedad, creerme una mujer espiritual preocupada por la salvación de los demás, cuando no cuidaba el honrar mi ministerio de esposa primeramente y con ello mi familia. Con esta situación entiendo que debo seguir pidiendo sabiduría al Señor para no solo saber las prioridades para las que hemos sido diseñadas como esposas, si no ponerlas en práctica en futuras ocasiones.


Sandra Deras



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