Preguntas Frecuentes

Charlotte Mason nació el 1 de enero de 1842 en Bangor, al norte de Gales, siendo hija única. Su padre era un hombre de negocios, mientras que su madre se dedicaba al hogar. Desde temprana edad, se describía a sí misma como una niña solitaria y silenciosa. Recuerda vívidamente que sus padres leían constantemente, y su primer encuentro con un libro la llevó a pensar que todo el conocimiento posible debería ser compartido con los niños en la medida de lo posible.

Tras quedar huérfana a los dieciséis años, vivió con amigos hasta que, a los dieciocho, inició sus estudios universitarios para formarse como maestra durante un año. En 1880, al final de su treintena, se trasladó a Bradford, donde trabajó en una escuela de una de sus amistades. Además, se dedicó a escribir y ofrecer conferencias a mujeres, las cuales tuvieron tanto éxito que fueron publicadas bajo el título «Educación en el Hogar», convirtiéndose en el primer volumen de su obra magistral.

En 1881, casi a los cincuenta años de edad, se mudó a la pequeña comunidad de Ambleside, en el Distrito de los Lagos, donde fundó una universidad de educación que llamó «La Casa de la Educación».

Vivió en una época marcada por el fascismo, el darwinismo, la eugenesia y el determinismo. Fue contemporánea de figuras como Van Gogh, el impresionismo, el post-impresionismo y el romanticismo. También vivió en la época de Freud, Montessori, John Ruskin y Rudolph Steiner, quien inició las escuelas Waldorf, así como la expansión de la filosofía y la psicología. La señorita Mason pasó el resto de sus días en Ambleside y falleció en enero de 1923.

Su vida estuvo dedicada por completo a los niños y a una educación integral, con ideas que fueron revolucionarias para su época y su realidad.

Indudablemente, Charlotte Mason tuvo una visión extraordinariamente realista acerca de los niños como individuos completos. Para ella, no eran simples receptáculos vacíos que llenar con información, como era comúnmente creído en su época. Además, pudo anticipar los peligros del extremismo y el daño que podría infligirse a un niño al relegarlo a un entorno exclusivamente infantil, comprendiendo que esto resultaría artificial y perjudicial.

Dotada de un ojo científico para observar los procesos naturales de aprendizaje, Charlotte Mason dedicó toda una vida a poner a prueba sus observaciones en sus propias escuelas, a través de múltiples generaciones de egresados. De este modo, desarrolló una visión profundamente objetiva de los procesos de aprendizaje. Sin embargo, el centro de su filosofía era su profunda reverencia por su Salvador, Cristo Jesús, un aspecto que se refleja a lo largo de sus tratados pedagógicos.

Mason sostenía la creencia de que el Santo Espíritu tiene acceso constante a nuestro ser y nos asiste en todas las facetas de la vida. Además, consideraba que la educación es la ciencia de las relaciones: la relación con Dios, con el entorno, con el prójimo y con el autoconocimiento, entendiendo cómo todas estas conexiones apuntan al Creador y trascienden la división entre lo espiritual y lo secular.

El lema de sus escuelas, PNEU (Por sus siglas en inglés: Parent’s National Educational Union), enfatizaba que la educación es un ambiente, una disciplina y una vida, involucrando activamente a los padres en el proceso educativo. En su libro «Charlotte Mason Companion», Karen Andreola afirma: «Charlotte Mason se ha convertido en una de las figuras clave en la lucha por una educación de calidad para niños de todas las clases sociales, así como en la restauración de la familia».

La reflexión anterior nos lleva inevitablemente a preguntarnos por qué Charlotte Mason enuncia en su segundo principio educativo que: «los niños no nacen siendo buenos ni malos, sino que tienen el potencial para el bien o para el mal.» Reconocemos que la palabra de Dios nos enseña que nacemos con una naturaleza pecaminosa y con la necesidad de un Salvador, Cristo Jesús.

Permíteme compartirte un poco del contexto que se vivía en su época y a qué se refiere este principio: En el tiempo en que vivió Charlotte Mason, los niños no eran tratados como personas completas. No tenían voz ni voto. Los niños pobres de las clases bajas eran etiquetados por los «bien educados» como «malos» y considerados de «poca utilidad» para la sociedad. Recibían escasa o nula educación y se les obligaba a trabajar largas horas en condiciones duras e inseguras, si tenían la fortuna de encontrar trabajo. Por otro lado, los niños de familias adineradas eran etiquetados como «buenos» y recibían la mejor educación que el dinero podía comprar. Sin embargo, incluso los padres más acaudalados dedicaban poco tiempo directamente a criar y educar a sus propios hijos. Esta tarea era delegada a cuidadoras, institutrices y tutores. En general, la mayoría de las personas eran indiferentes a las necesidades espirituales, emocionales e intelectuales de los niños.

Por lo tanto, entendemos que lo que Charlotte Mason expresa es que los niños no son malos por su ascendencia o rango social, según el contexto de su época. Y por «buenos» no se refiere a una condición espiritual, sino al potencial para un comportamiento positivo o negativo, determinado por la construcción de su carácter a través de la educación.

En este punto es importante destacar que, para llevar a cabo una educación al estilo de Charlotte Mason, es necesario comprender primero sus puntos centrales. De lo contrario, podrías encontrarte realizando algo con lo que no te sientes convencido, ya que se aleja totalmente de los parámetros del sistema educativo convencional.

Charlotte Mason creía firmemente que así como el cuerpo necesita alimento para vivir, también la mente necesita alimento nutritivo y variado para sostenerse, y este alimento son las “ideas”. Una idea se define como todo aquello que cautiva nuestras mentes y nos hace pensar, y se comunica normalmente de una persona a otra mediante el entusiasmo y la convicción. A través de un libro, algo que está “vivo” en la mente se transmite al lector, de ahí surge el término: “libros vivos”.

La Señorita Mason sostenía que no debería haber intermediarios entre la mente que emite las ideas y quien las recibe, siguiendo la analogía del alimento. Uno no puede intentar digerir lo que ha sido digerido por alguien más. Simplemente se debe dirigir y hacer algún comentario brillante al respecto, dejando que el individuo haga sus propias relaciones con el conocimiento y no interferir con las relaciones hechas por otro. Por eso es nocivo alimentar la mente con las cenizas sin vida que se encuentran en los libros de texto, ya que son relaciones, hechos y fechas digeridos y regurgitados por otros.

Karen Glass, en su libro “Know and Tell: The Art of Narration”, menciona que “La narración es como la digestión. Es el proceso de asimilar el material que ha sido leído. Si el material que se le ofrece al niño es ‘pre-digerido’ –descompuesto, desecado o reducido a abstracciones– sus mentes tienen muy poco que hacer. El conocimiento en esa forma es tan poco atractivo como lo sería un desayuno pre-digerido. Si notas que un niño no puede narrar un libro en particular, la razón más probable es que ese libro no sea el nutriente mental adecuado. En lugar de asumir que el niño o la actividad de la narración son los culpables, trata de nuevo con otro libro, preferentemente uno más literario”.

En el párrafo anterior, podemos ver que se hace referencia a la narración, otra parte fundamental del proceso que tiene que ver con la asimilación del aprendizaje. Si las ideas son el alimento, la narración actúa como el aparato digestivo que asimila los nutrientes. Así, en cada materia del conocimiento se deben buscar los mejores libros disponibles y narrar después de una sola lectura, esto para reforzar el hábito de la atención. Al narrar, los poderes mentales de pensamiento sintético que se encargan de dar secuencia y orden a las ideas digerirán y apropiarán el conocimiento.

Miss Mason también habló de la observación de la naturaleza como un fundamento de las ciencias, pues al observar detenidamente y estar en contacto constante con la naturaleza, el niño aprenderá de viva experiencia a observar y comprender los fenómenos naturales que le rodean, con la curiosidad característica de un niño, y en la cual, por supuesto, muchas otras habilidades cognitivas, físicas y emocionales serán ejercitadas.

La poesía evoca el pensamiento animista del niño y la belleza del lenguaje. La historia y los grandes personajes sirven de referencia para un valor y no meras definiciones sin sentido. La apreciación del arte y de lo estético, la música hermosa, los himnos espirituales, la recitación, que es la base de un discurso oral y no simple memorización. Las matemáticas manipulativas en los primeros años, donde el pensamiento concreto aún no está del todo desarrollado, y lo más importante, una primera infancia rica en experimentación, observación y juego libre en su entorno natural. En un ambiente rico y estimulante.

Todo esto y mucho más se encuentra en esta bella filosofía educativa, que sin duda dirige hacia lo verdadero, lo honesto, lo justo, lo puro, lo amable y de buen nombre.

Educación Viva es una iniciativa privada que, desde 2020, se dedica a difundir la Pedagogía Charlotte Mason en países de habla hispana. Nuestro objetivo es ampliar el conocimiento de esta filosofía educativa en México, buscando que tenga un impacto significativo tanto a nivel familiar como nacional. Aunque nuestra principal labor se centra en México, también acogemos a familias de otros países que, uniendo fuerzas, desean promover esta pedagogía en sus propias naciones.

Contamos con comunidades de aprendizaje que acompañan el proceso de formación en la pedagogía tanto de padres de familia como de personas interesadas en la educación. Además, compartimos diversas actividades relacionadas con esta propuesta, fomentando así un ambiente de aprendizaje colaborativo y enriquecedor.

Todos nuestros servicios son gratuitos. Nuestro propósito es sostener que la educación no es un producto que se compra, sino un derecho fundamental al que todos deberían tener acceso. Reconocemos y respetamos la labor de aquellos que ofrecen recursos educativos a cambio de un precio justo. Nuestro enfoque es colaborativo y busca promover una cultura de aprendizaje compartido, donde cada individuo pueda contribuir y beneficiarse sin barreras económicas.

Referencias

Citas:

Biografìa:Paráfrasis de las primeras páginas del libro: Charlotte Mason de manera fácil, por Stephanie Walmsley. Traducido al Español por Silvia Cachia.

Referencia a los 20 principios educativos: Prefacio al volúmen 6 de la obra magistral de Charlotte Mason

PNEU: Unión Nacional de Padres Educadores.

La educación es un ambiente, una disciplina y una vida: volúmen 3 página 216 educación escolar.

Los niños no nacen siendo buenos ni malos: Principio número dos de la filosofía educcativa Charlotte Mason. Charlotte Mason Companion capìtulo 2, página 19: Un Dios viviente para una educación viviente por Dean Andreola.

Ideas, narración y materias educativas: Volumen 1 de la obra magistral de Charlotte Mason: “Educación en el hogar”

 

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