La vida sin escuela es la forma más auténtica y natural en que los hijos aprenden, solo piensa en las sociedades que antecedieron a la institucionalización de la escuela; para educar en el hogar no requerimos replicar sus funciones en casa, más bien, precisamos formar ambientes con alto valor educativo y recuperar el aspecto vital del aprendizaje.
Se trata de hacer de nuestro hogar un modelo formativo con mucha sustancia a través de los elementos que se disponen en casa, lo mejor que podemos darle a nuestros hijos son buenos ejemplos que pueden reproducir y ambientes estimulantes que puedan vivir.
Charlotte Mason decía que la mente es un organismo espiritual que debemos nutrir como si tuviera una vida propia, la mente se alimenta de ideas y estas deben ser por tanto generosas, variadas y deben ser servidas con la misma constancia con que alimentamos nuestro cuerpo, es así que cuando formamos ambientes estimulantes no pensemos en diseñar espacios y elaborar horarios que cierren las oportunidades a solo el momento de las lecciones, pensemos más bien en hacernos consientes de todos los momentos de aprendizaje que suceden en el día, de forma involuntaria, espontánea pero también intencionada.
Apelemos por las formas más naturales en las que sucede el aprendizaje, y confiemos en los procesos mentales de nuestros hijos a la hora en que se relacionan con las cosas y personas a su alrededor.
Proveamos literatura y selección de libros que porten una cantidad generosa de ideas, y sea a través de su contacto directo que gocen de un genuino acercamiento con las grandes mentes, perfeccionemos nuestras oportunidades para interactuar con ellos y así lleguemos a conocerlos desde una perspectiva más profunda producto de la convivencia, por medio de ella podemos reconocer sus gustos e intereses, pero también sus dificultades y puntos débiles, no podemos esperar en ellos que entiendan todo y todo se les facilite, porque más bien debemos prepararlos con la ventaja que nos da la autonomía, para formar las habilidades sobre aquello que se les da especialmente bien y que en algún punto se inclinarán a hacer de ello el trabajo por el que subsistan, como decía Confusio:
“Elige un trabajo que te apasione, y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida”
La formación profesional no es relevante a la hora de formar ambientes de aprendizaje, estaríamos contradiciéndonos al decir que un papel acredita las verdaderas habilidades y conocimientos adquiridos, y no, en realidad un sujeto no deja de aprender solo que deja de ser consciente de que lo hace y por ende deja de ser intencional sobre sus procesos de formación continua, en todas aquellas actividades que le resultan de interés e incluso otras que no ha explorado.
Te animo a establecer nuevos principios que te permitan acercarte al objetivo de formar ambientes de aprendizaje con alto valor formativo, claro que amerita hacer cambios, tal vez muchos cambios, uno a la vez pero sin detenerte; tu puedes educar en el hogar y a la vez descubrirte, reinventarte y explorar tantas áreas de interés, el proyecto de educación en casa sucede mejor cuando el aprendizaje se vivencia y produce cambios en toda la familia.
Puedes incorporar nuevos hábitos a partir del valor de su aplicación, hábitos corporales de higiene, alimentación, orden, rutina, pulcritud etc., y hábitos mentales que representan una inversión de tiempo y una diligencia diaria con impresionantes resultados que facilitarán sus vidas y que decir de los hábitos morales producto del ejemplo pero reforzados de forma consciente y voluntaria.
Todos podemos tener acceso al conocimiento a través de libros, y podemos ser intencionales a la hora de vivir, en el lenguaje y en el aprendizaje colaborativo con nuestros hijos. La educación en casa es ahora la oportunidad que tenemos para hacer cambios que impacten verdaderamente a la persona y a la sociedad.
Para ver video sobre ¡Tú puedes educar a tus hijos en casa!