¿Es necesaria la educación inicial y preescolar?

El hogar es el espacio ideal para formar y educar por lo menos durante los primeros seis años completos de vida de nuestros hijos.

Estudios científicos recientes y no tan recientes han demostrado una mejor adaptación y autorregulación en niños que retrasan su inserción a la escuela por lo menos un año. Estos estudios demuestran también la irrelevancia de enseñar lecto-escritura y aritmética a niños tan pequeños, en cuanto a que no existe una diferencia notable entre aquellos que aprenden a leer y escribir en edades posteriores, existe además el riesgo de matar tiempo crucial de juego libre por tratar de formalizar una educación que claramente no está atendiendo a sus verdaderas necesidades físicas de desarrollo, como la maduración en la estructura de sus manos.

Lo que es curioso más bien, es que los niños que se introducen de forma natural en el mundo de las ciencias y artes de lenguaje presentan una mejor disposición al aprendizaje y a sus futuras actitudes hacia él.

Está más que comprobado que los niños deben acceder al conocimiento, sobretodo durante la primera infancia, a través del pensamiento sintético o lo que pudiera llamarse una visión unificadora del conocimiento, establecer relaciones de familiaridad con todo antes de descomponerlo para su estudio, por ejemplo, el niño que conoce una manzana por fragmentos, nunca será capaz de reconocerla cuando la vea completa, su belleza y bondad se pierden cuando la información es tomada aparte de su contexto.

Aquí te dejo una serie de consejos para prescindir de este nivel de estudios, a través claro, de un enriquecimiento del ambiente del hogar; todo ello puesto en la práctica con excelentes resultados en mis hijos. Cabe aclarar que asumir la educación basada en las leyes naturales nos llevará a obtener nuestros propios resultados, es decir, resultados relacionados a su propia persona y no a estándares establecidos por el sistema, ventajas: un verdadero amor por el aprendizaje y la construcción de un camino hacia la auto-educación.

Permitirles comunicarse a través de su lenguaje natural.

No podemos dejar de ver que Dios hizo una especial distinción en la forma de ser del niño, el juego es el rasgo más característico de la primera infancia (y no solo en la especie humana). Es a través de este que se conduce al crecimiento sináptico de la corteza frontal, que resulta ser la parte del cerebro responsable de todas las funciones mentales superiores y exclusivamente humanas. Si restamos tiempo a este importante momento privamos al niño del desarrollo temprano de sus habilidades de representación simbólica, incluidas las de la alfabetización. Y como ya se mencionó antes también ayudamos al desarrollo de habilidades de «autorregulación» tanto intelectuales como emocionales.

Mantener una comunicación consciente para expresar terminología de forma correcta.

Debemos formar un hábito mental para hablar correctamente, las oportunidades de aprendizaje se encuentran en las experiencias cotidianas, conducirnos con un lenguaje preciso al momento de comunicarnos en casa permite a nuestros hijos fortalecer sus propias habilidades de comunicación, ahorrándonos el tener que usar medios externos como libros de ejercicios a tan temprana edad.

Mucha experimentación, permitir la observación libre y en ocasiones intencionada

Los niños establecen relaciones naturales con aquello que les rodea, si Dios es parte consiente de la vida familiar, los niños formarán una relación propia con El, lo harán también con el entorno físico que les rodea, por ello deben estar expuestos al contacto con la naturaleza, una considerable cantidad de tiempo para establecer sus primeros pasos hacia el conocimiento científico, manipulando cosas para formar de manera natural su relación con las matemáticas y en el uso de un amplio vocabulario a través de la comunicación directa y de la calidad literaria presente en la literatura clásica o selección de buenos libros, claro, a través de la lectura en voz alta de mamá o papá al pequeño.

Tomar especial importancia a las preguntas que surgen en su día a día, y ayudarles a profundizar en ellas facilitando los medios y recursos para que puedan acceder al conocimiento

“Lo que el cerebro no se ha preguntado no lo puede responder” Las preguntas surgen de sus mentes curiosas y la curiosidad no es otra cosa sino el deseo por el conocimiento, así que estas preguntas nos dejan ver aquello que ha ocurrido a su alrededor y que ahora se encuentra en su mente dirigiendo su interés, por ello importante escucharlas y atenderlas con el debido cuidado de no anticipar la respuesta, es decir, debemos exponerle primeramente a su imaginación o diligencia intelectual para que sean ellos mismos quienes descubran las respuestas. Si después de permitirle llegar a ella aún requiere nuestra ayuda podemos echar una mano, pero no de mejor manera que después de haberles permitido el desafío mental.

Involucramiento consciente en las actividades de la casa

Los niños son capaces de adquirir habilidades nuevas en el transcurso de los días, estas habilidades representan una oportunidad para desarrollarse como personas útiles en casa. Esta sensación de progreso es un aliciente para su deseo de continuar aprendiendo; no otorgues una actividad y exijas perfección si tu hijo no está en tiempo de adquirirla, pero si lo está puedes solicitar su ayuda y ser paciente con su proceso, en esta situación es importante fomentar el hábito del mejor esfuerzo, ellos se habituarán a dar lo mejor de sí en cualquier momento.

Brindar oportunidades a través del juego intencionado para ayudar a que descubran sus talentos, gustos, y aquello que se les da especialmente bien.

Una cosa es permitir el juego libre y otra intencionar el juego, si este se da de forma controlada y esporádica no le hará necesariamente perder su esencia. Ambos representan una oportunidad para desarrollar tempranamente las habilidades de nuestros hijos. Con la diferencia que el segundo cumple un objetivo educativo o formativo particular.

Mantener una actitud positiva y una diligencia sobre nuestro propio desarrollo personal

El juego de emulación o imitación es señal de que las influencias cotidianas influyen poderosamente sobre ellos, el gusto por el aprendizaje se aprende tan bien como una actitud de rendición ante la vida. Si hacemos de nuestras casas un proyecto de crecimiento continuo donde la auto-educación sirva para un mejoramiento de nuestra propia persona les estaremos proveyendo el mejor ambiente educativo en casa. “La auto-educación es la única educación posible; lo demás solo es una fachada colocada sobre la superficie de la naturaleza del niño”.

Llevarlos a la reflexión desde las tempranas edades. Permitirles tiempo de aburrimiento es sano para fomentar en ellos tiempos de quietud mental para estimular la reflexión.

Vivimos tiempos donde parece que el entretenimiento es una condición para la felicidad, donde la compañía es necesaria para nuestro contentamiento y donde el activismo desmedido trata de reemplazar los momentos de pensamiento y reflexión, no cabe duda que a nuestra generación le hace falta “tiempo de aburrimiento”, tiempo en el que se pueda meditar sobre lo que se aprende, donde se pueda volar con la imaginación y crear nuevas ideas… esto no sucede en un contexto atiborrado de actividades sino en un tiempo de descanso mental.

Fortalecer buenos hábitos.

Para Charlotte Mason la disciplina de los hábitos debe constituir la tercera parte de la educación del niño, y asigna a este tiempo meritorio el desarrollo de buenos hábitos que conducen a nuestros hijos al buen carácter. No solo necesitamos adquirir hábitos físicos, también precisamos fortalecer hábitos mentales como la atención, el mejor esfuerzo, etc., así como hábitos morales que son en definitiva los que se deben adquirir tempranamente en nuestra vida: la obediencia, la veracidad y también tener especial cuidado en aquellos que nuestros hijos aprenden de forma directa por nuestra forma de vivir, es decir: cortesía, amabilidad, hospitalidad etc.

No permitir que pasen un solo día sin esfuerzos intelectuales, físicos o ejercitando su voluntad.

Debemos ser cuidadosos en establecer hábitos que permitan a nuestros hijos no descansar completamente en la razón y domar su voluntad hacia lo que se debe hacer; su día debe tener una combinación perfecta que les permita vivir asumiendo desafíos mentales, es decir que tengan que pensar y retos físicos en los que sean ejercitados a través del movimiento; ellos atraviesan por momentos en que la razón les empuja a tomar la vía fácil pero que no es necesariamente la correcta, su voluntad debe ser entrenada para elegir lo que es bueno y deseable.

Seguir reglas y normas de convivencia.

Es posible que pensamos que aplicar consecuencias se debe a un acto que rompe la naturaleza del aprendizaje y desarrollo de un niño, sin embargo, existen consecuencias naturales por desacatar las reglas de forma deliberada, consecuencias vinculadas directamente a la infracción de esa regla, por ejemplo, alguien que tarda más tiempo en terminar sus actividades quizá no dispondrá la misma cantidad de tiempo para ocio o recreación.

En este punto debemos ser conscientes de la importancia de contar con un reglamento familiar, que sea construido desde la base del sentido común y que responda a la necesidad de formar una sana convivencia en casa además de proveer para el carácter moral de nuestros hijos, y esto con sus debidas especificaciones de consecuencias naturales por transgresión y que están directamente relacionadas con ella.

Contar con elementos de alto valor educativo y formativo dentro de casa, buenos libros, juguetes pensados para su desarrollo, evitar juguetes comerciales que no aportan valor formativo ni fomentan el sano juego.

Sin lugar a dudas, nuestros hijos desde que nacen forman todo tipo de relaciones con el entorno y personas a su alrededor, los elementos de los que disponemos en casa cobran valor desde esta perspectiva, y con ello no queremos decir que estos elementos deben necesariamente ser costosos y estar en toda la casa de forma abundante, más bien, si se permite la comparación hecha por nuestra querida Charlotte, deben ser elegidos sabiendo que funcionan como alimento para la mente y que esta no necesita alimentarse de continuo de comida chatarra, aunque de vez en cuando se apetecen no debieran ser la sustancia principal que alimenta la mente de nuestros hijos, mejor calidad sobre cantidad.

Un error que cometí al principio fue llenar a mis hijos de libros hermosamente ilustrados pero que no transmiten ideas dignas de considerar, que no les invitan a desarrollar la imaginación con un hilo de pensamiento continuo de aventuras y hazañas que traspasan su realidad, y que además no tienen impacto en el lenguaje, ni para enriquecerlo ni para habituarlo a las bellas palabras, así que conviene destacar lo conveniente de contar quizá con un buen libro más que cien insípidos libros y estamos seguros que la literatura clásica ha transcendido en el tiempo por un buena razón.

Enfatizar aspectos como la apreciación, ayudándoles a despertar conciencia mediante una interacción responsable con el medio ambiente natural y también artístico

Durante la primera infancia nuestros hijos son susceptibles a los cambios, ellos tienen una extraordinaria adaptación a las cosas, es una edad hermosa para formar los hábitos que constituirán el carácter del hombre o mujer del futuro, Charlotte reintegro conceptos fundamentales sobre su naturaleza diciendo que el niño es una persona desde que nace, por lo que debemos tratarla en consecuencia como lo que es, con la responsabilidad de que la atmósfera donde se desarrolla es un instrumento de educación poderoso, es en casa donde los niños despliegan sus habilidades, donde forman hábitos y donde mantienen las primeras relaciones con las personas y cosas.

Es la edad precisa para mostrar el lado de la belleza en un mundo caído con tendencias a la corrupción, por ello déjalos contemplar la belleza de la creación y aprenderán directamente de ella, enséñales a caminar por ella y se habituarán a disfrutar y cuidar de ella, enséñales a admirar los talentos creativos y dones que Dios ha dado a la humanidad y han perdurado a través del tiempo, pinturas hermosamente trabajadas, música excelentemente compuesta y cualquier expresión artística que refleje la obra de Dios aun en hombres que no le reconocen pero que sin duda, gozan de un don dado desde lo alto.

Afirmar en ellos una base moral objetiva a través de una educación en la fe.

Una educación verdaderamente integral no deja fuera la formación espiritual, de hecho toda educación es espiritual más no necesariamente suple las exigencias del alma. Cuando la educación se centra en la persona, es decir en el niño, se alimenta un egoísmo que le lleva a asumir su pensamiento y razón como dueña de sus actos, cuando el fin de la educación es conocer a Dios todas las herramientas cumplen este fin, manteniendo objetivamente al niño en la posición correcta y sobre las situaciones correctas que cumplen un fin mayor que sí mismo, mayor que sus padres y mayor aun que las simples exigencias de un currículo escolar. Enséñales a caminar por la verdad y reconocerán por sí mismos las falacias, enséñales con tu ejemplo a deleitarse en la Palabra de Dios y desearán conocer a ese Dios que produce tal deleite.

Ver video sobre la primera parte y segunda parte de ¡es necesaria la educación preescolar?


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