Parte 2: lecciones como instrumentos de educación IDEAS

Como parte de la serie «lecciones como instrumento de educación» explicaremos los principios detrás de las prácticas educativas en el tiempo de aprendizaje académico, basándonos cien por cien en la parte V del volumen uno de la obra magistral de Charlotte M. Mason.

En la entrada anterior consideramos que la mente es un organismo vivo que requiere ser alimentado y ejercitado, pero ¿Cuál es el alimento de la mente?

Si has estado indagando en la filosofía educativa de Charlotte Mason, seguramente has escuchado la palabra «ideas». Todos creemos tener una noción de lo que es una idea, pero veamos a qué se refiere Charlotte Mason con que la mente se alimenta de ideas:

«Los niños aprenden para obtener ideas»

Los niños deben aprender de tal manera que las ideas puedan ser sembradas libremente en el fértil suelo de su mente.

Idea, imagen o fotografía que forma la mente de algo externo, ya sea sensitivo o espiritual, según el diccionario; por lo tanto, si la tarea de enseñar es proporcionar ideas al niño, toda lección que no le deje poseyendo una nueva imagen mental, ha perdido su marca.

Pensemos la manera en cómo los niños pasan la mañana entera entre lectura, tablas, geografía y sumas y veremos que es cosa rara iluminarlos con la viveza que les deja una imagen mental. No es mucho decir que una mañana en la que el niño no recibe una nueva idea es una mañana desperdiciada, no importa cuán cerca haya estado el pequeño estudiante de sus libros.

Las ideas crecen y producen más de su especie

Para mí el diccionario se ha quedado corto con su definición del término «idea». Una idea es más que una imagen o una fotografía; idea es, por así decirlo, un germen espiritual dotado con fuerza vital–con el poder de crecer y de producir ideas afines.

Es la misma naturaleza de una idea crecer: cómo el germen vegetal produce aquello que le da vida, así que, justamente implanta una idea en la mente del niño y esta producirá su propia comida, crecerá y dará fruto en forma de ideas afines.

Sabemos por nuestra propia experiencia que dejar que nuestra atención sea atraída hacia una figura pública o hacia alguna teoría sorprendente hará que durante los días siguientes estemos constantemente escuchando y leyendo cosas referentes a ese asunto, justo como si todo el mundo estuviera pensando acerca de lo que ocupa nuestros pensamientos: el hecho es que la nueva idea que hemos recibido está en proceso de crecimiento y se está enriqueciendo de su alimento apropiado.

Este proceso de alimentación continúa de manera ávida durante la infancia y el crecimiento de una idea en un niño es proporcionalmente rápido.

El valor de las ideas dominantes

Pero, ¿Cómo influye en la educación del niño esta teoría del carácter vital y lleno de fruto de las ideas? En este aspecto, dale a tu alumno una única y valiosa idea, y habrás hecho más por su educación que si le hubieses dado una carga de información, porque el niño que crece con unas pocas ideas dominantes tiene su auto educación asegurada, su carrera se ha marcado.

Las lecciones deben proporcionar ideas

Para que la mente reciba una idea, debe estar en una actitud de ávida atención y hemos considerado en otro lugar cómo asegurar ese estado (el hábito de la atención). Una cosa más: una sola idea puede ser una posesión preciosa por sí misma, tan llena de fruto que el padre (o madre) no puede permitir que la selección de ideas de un niño sea una cuestión de azar: sus lecciones deben proveerle de ideas que le permitirán continuar con su educación.

 
**Página 173 y 174 del volumen 1, educación el el hogar, escrito por Charlotte M. Mason.

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