«Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón; y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón” (I Co. 11:8-9).»
Cuando me convertí en madre pensé que Dios me había dado mi propósito de vida y existencia, aún más cuando me llamó a educar a nuestra hija en el hogar. Me dediqué los primeros 5 años de la vida de mi hija a buscar cantidad de actividades para instruirla y pasaba mucho de mi tiempo instruyéndome, entre podcast y libros, en cómo ser madre, en prepararme para la crianza de mi hija.
Consideraba que mi matrimonio era bueno, mi esposo es creyente y aunque había empezado a notar que estaba dejando de realizar algunas disciplinas espirituales, cómo su lectura diaria de la Biblia, atribuía esto a la carga de trabajo que estaba teniendo en ese momento. Yo creía que mi esposo estaba complacido conmigo si tenía la casa ordenada y evitaba hacer gastos excesivos al hacer compras, puesto que era algo que él me había señalado.
Hasta que dos días antes de un San Valentin, descubrí un enamoramiento de mi esposo con su compañera de trabajo. Fue devastador. A partir de allí, Dios en su gracia me mostró cuanto estaba deshonrando su nombre en mi servicio y llamado como ayuda idónea que me ha dado. ¡Qué tristeza fue darme cuenta de esto! Pensaba que caminaba en la voluntad del Señor y no era así, en mi matrimonio no lo estaba haciendo.
Comencé un tiempo de instrucción para mí vida en la que Dios proveyó primeramente su Palabra, mi iglesia local, podcast, conferencias, consejería y diversos libros para abrir mis ojos a su preciosa voluntad para mí como ayuda idónea. Todo ha obrado para bien, me doy cuenta de las bendiciones que Dios quería darme a través de un matrimonio honroso y más sujeto a su voluntad.
Entre varios libros que he leído y que me han ayudado ha comprender mejor mi papel como esposa y que me han dado luz y entendimiento del diseño que Dios ha dado al varón, el libro de Creada para ser ayuda idónea es uno de los que más confrontación a mi vida ha traído. Mientras lo leía había en mi corazón un sentimiento de arrepentimiento y dolor al ver en cuántas cosas he fallado. Al mismo tiempo me siento agradecida de lo directa y firme que es Debí Pearl al expresar sus ideas en el libro. He encontrado instrucción apegada a la Palabra y el propósito de Dios para la mujer.
El libro me sirvió de reflejo, reflejo en mis actitudes para con mi esposo, reflejo en mis pensamientos y mala voluntad para con mi marido. Reflejo del pecado latente en mi vida. Y me dió una visión de la mujer que trae gloria y honra al Señor. Admito que me llevó a pensar en que la demanda del Señor no es pequeña, es un llamado digno de ser su hija. Pero descanso en que no es en mis fuerzas lograr ser la ayuda idónea para la que fui creada. Él me diseño y me ha dado de Su Espíritu para poder lograrlo. Él ha preparado de antemano las buenas obras en las que he de caminar.
Anhelo ser está mujer amorosa, alegre, gozosa, sabía, activa, diligente, buena, prudente, discreta, abnegada, que no se planta en sus derechos, sino que se entrega sacrificialmente, recordando a Su Salvador que hizo lo mismo por ella. Poniendo mis ojos en Cristo y echando mano de la vida eterna para glorificarle.
Gracias por animarnos a las buenas obras Lili (Educación viva) al invitarnos a leer este libro. Necesitamos aprender a amar a nuestros esposos e hijos como dice Tito 2, porque la verdad es que no sabemos hacerlo. Invertir nuestro tiempo en cultivarnos en este llamado no es para nada una perdida de tiempo más bien una valiosa inversión.
Bendiciones del Señor
Yazmin