He aquí, don del SEÑOR son los hijos; y recompensa es el fruto del vientre. Como flechas en la mano del guerrero, así son los hijos tenidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que de ellos tiene llena su aljaba; no será avergonzado cuando hable con sus enemigos en la puerta. Salmos 127:3-5
Amar en términos bíblicos representa un reto imposible para cualquiera que no ha probado la benignidad de nuestro Dios, las aproximaciones más sinceras tienen matices de egoísmo, que sin duda, nos alejan de amar perfectamente.
No confiamos en nuestras propias capacidades para amar, pero sí creemos en aquel que es poderoso para transformar, para limpiar, para restaurar y para restituir su imagen en nosotros.
Creemos en frutos que se producen por la permanencia en Cristo
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad” Gálatas 5:22,
Y que toda oración elevada nos comunica con un Dios que es lento para la ira y grande en misericordia, el encargo de nuestros hijos no puede reducirse a un momento efímero con alcances limitados, tenemos frente a nosotros un encargo con doble propósito, que el evangelio les alcance para salvación y que sus vidas sean instrumentos para la salvación de otras almas. Pero si hablamos de educación, esta debe servir a la religión, es decir al proyecto espiritual del hombre, la educación entonces cumple una función más completa que solo entregar contenido académico y escolar a nuestros hijos, rebasa la medida convencional sabiendo que Dios fue quien estableció estos agentes educativos en la familia y que parte de su responsabilidad es formar a la persona sobre el fundamento de la verdad.
Y sí, es un hecho que una educación basada en aspectos tradicionales que no llevan a los padres a traspasar la línea de lo físico y temporal, tendrá un alcance limitado y con serias complicaciones; y es que muchas veces perdemos de vista todos aquellos elementos imprescindibles que tienen el potencial de formar el carácter, elementos presentes en el día a día y que cumplen un propósito trascendental.
Entendamos que Amar es ENSEÑAR, enseñar verdades que nadie más podrá mostrarles y que le llevarán a comprender su situación y propósito en esta vida, que le darán la pauta de una moral que es buena no por nuestra preferencia parental sino por que parten de una sabiduría divina que conoce perfectamente al hombre y el camino de verdad por el que debe andar, no hay mayor bendición para nosotros y nuestros hijos que hallarnos en las veredas de justicia.
Debemos ser diligentes en mostrar la gracia de Dios todos los días, en su constitución de pecado nuestros hijos viven permanentemente enemistados con Dios, ofendiéndole de forma involuntaria y en ocasiones deliberada, es nuestra labor primordial que la luz del evangelio ilumine y avive su espíritu, debemos enseñarles que:
o Dios es Santo.
“No hay santo como el Señor; en verdad, no hay otro fuera de ti, ni hay roca como nuestro Dios.” 1 Samuel 2:2
o Dios aborrece el pecado.
“No los adorarás ni los servirás; porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen.” Éxodo 20:5
o Son pecadores.
“Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios.” Romanos 3:23
o Obra redentora de Cristo.
“y Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por sus heridas fuisteis sanados.” 1 Pedro 2:24 19“Porque agradó al Padre que en Él habitara toda la plenitud, y por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de su cruz, por medio de Él, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos.”Colosenses 1:19-20
Enseñemos a nuestros hijos a temer a Dios, una vida carente de temor a Dios revelará una independencia que descansa en sus propios juicios, que cabe destacar están inclinados al mal; la influencia de Dios proveerá los medios para adquirir no solo sabiduría sino inteligencia espiritual para saber vivir.
“El temor del Señor es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción.” Proverbios 1:7
Porque el corazón que no ha sido transformado por el poder de Dios vive esclavo a sus deseos, porque en medio de un mundo que no vive para la gloria de Dios sino para su propios deleites debemos enseñarles a guardar sus mentes.
“Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida.” Proverbios 4:23
Debemos enseñarles a obedecer a sus padres, un reto que ha traspasado generaciones, es sin lugar a dudas, la obediencia, aunque son principios naturales establecidos por Dios, la corrupción impide un contentamiento con ella, sabemos que esta va más allá de una respuesta a la acción.
“Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre;” proverbios 1:8
“Oíd, hijos, la instrucción de un padre, y prestad atención para que ganéis entendimiento, porque os doy buena enseñanza; no abandonéis mi instrucción. También yo fui hijo para mi padre, tierno y único a los ojos de mi madre, y él me enseñaba y me decía: Retenga tu corazón mis palabras, guarda mis mandamientos y vivirás.” Proverbios 4:1-4
“Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra”. Efesios 6:1-3
Enseñemos a nuestros hijos a amar a su prójimo, en un mundo donde el materialismo es resaltado como virtud entre las generaciones, donde el mismo sistema anima a sostenerlo a través de una educación que desconecta el espíritu en los procesos y pone especial énfasis en la competencia, es necesidad apremiante enfocar que las verdaderas virtudes no se alimentan de la soberbia sino de la humildad y que estas se viven y practican cuando aprendemos a amar a nuestro prójimo tal como nosotros nos amamos.
“Porque esto: no cometerás adulterio, no matarás, no hurtarás, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en estas palabras se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley.” Romanos 13:9-10
Enseñemos a nuestros hijos el Ser bondadosos, misericordiosos y compasivos, en realidad estos son aspectos que se aprenden de un modelo, por lo que siempre será importante modelar en ellos las virtudes que deseamos que aprendan, mostrar que, estas virtudes no dependen de la actitud que los demás muestran hacia nosotros sino que respondemos a la gracia de la que somos beneficiados diariamente al tener algo que no merecemos.
“El que desprecia a su prójimo peca, pero es feliz el que se apiada de los pobres.” Proverbios 14:21
“No niegues el bien a quien se le debe, cuando esté en tu mano el hacerlo. No digas a tu prójimo: Ve y vuelve, y mañana te lo daré, cuando lo tienes contigo. No trames el mal contra tu prójimo mientras habite seguro a tu lado.” Proverbios 3:27-29
“Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan, y si tiene sed, dale de beber agua;” Proverbios 25:21
Enseñémosles a Escoger a sus compañeros, la influencia formativa de nuestros hijos tiene un gran impacto sobre ellos, cuando el corazón no ha sido regenerando la inclinación natural buscará acompañarse de aquellos que piensan, sienten y viven la vida como ellos, ante tal predisposición debemos sin duda enseñarles a ser selectivos con aquellas personas que les rodean y forman vínculos con ellos.
“Él que anda con sabios será sabio, más el compañero de los necios sufrirá daño.” Proverbios 13:20
Enseñarles cómo llevar a cabo su trabajo; formar hábitos debe constituir una labor importante de dedicación y esfuerzo en la rutina, formar hábitos conduce al buen carácter; nuestros hijos deben aprender de las mismas escrituras que toda labor hecha requiere de un alto grado de diligencia y constancia.
“Ve, mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé sabio. La cual sin tener jefe, ni oficial ni señor, prepara en el verano su alimento, y recoge en la cosecha su sustento”. Proverbios 6:6-8
“¿Has visto un hombre diestro en su trabajo? Estará delante de los reyes; no estará delante de hombres sin importancia.” Proverbios 22:29
Enséñales a administrar su dinero, a honrar a Dios con sus finanzas, no hay una forma única de hacerlo, ciertamente que, aunque esto se relaciona en gran manera con la ofrenda que beneficia a la obra de Dios debemos enseñarles también a hacer buen uso de los recursos y no codiciar más de lo necesario.
“Honra al Señor con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; entonces tus graneros se llenarán con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto.” Proverbios 3:9-10
Enséñales a guardar sus palabras, nada hay más destructivo que estas, ninguna cosa refleja más lo que hay en el corazón que la expresión de estas, por ello debemos ser sabios para mostrar que la sinceridad puede acompañarse de sazón, y que aunque todos los días hablamos no todo el día debemos hacerlo, hay momentos para hablar y momentos para callar.
“Aparta de ti la boca perversa, y aleja de ti los labios falsos.” Proverbios 4:24
“Fuente de vida es la boca del justo, pero la boca de los impíos encubre violencia.” Proverbios 10:11
«Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.» Santiago 3:5-6