Contraste entre la Falsa Libertad del Relativismo y la Verdad del Evangelio.

“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Juan 8.32

Este escrito surge de mis reflexiones sobre el libro Nueva Izquierda y Cristianismo, específicamente del capítulo 2: Relativismo y Tolerancia, donde se aborda el tema de la libertad y el relativismo. En algún momento, el autor afirma que todos queremos ser felices, y para tal fin establecemos ciertos valores, es decir, lo que para nosotros es valioso y nos proponemos alcanzar con nuestra vida; sin embargo, para hablar de estos, debemos considerar un valor que sustenta todos los demás: el valor de la verdad, la cual, de acuerdo con el autor, es la adecuación del razonamiento con la realidad. Es aquí donde encontramos el primer choque con el relativismo que con ahínco niega la existencia de la verdad; sin embargo, en el discurso relativista subyace la siguiente idea: la verdad es que no hay verdad, cayendo en contradicción y negación involuntaria de sí mismo.

En cambio, para quienes creemos que la Palabra de Dios es la Verdad, encontramos en ella un fundamento sólido, pues partimos de la existencia de un Ser creador y soberano, que se da a conocer a nosotros a través de su creación y su Palabra.

Es en la Biblia donde podemos entender la condición del hombre, caído y apartado de Dios a causa del pecado, y, por tanto, busca su felicidad fuera de Él, aun cuando Él es el bien supremo. En esta búsqueda, el hombre fabrica ídolos en su corazón que prometen felicidad, pero no cumplen, dejándole con una mayor sensación de vacío. Como escribió Agustín en sus Confesiones: “Nos hiciste, Señor, para Ti; y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”. Gracias a Dios por la salvación en su hijo Jesucristo, Quien vino para salvarnos de la esclavitud del pecado y hacernos libres para alcanzar nuestro fin: glorificar a Dios y gozar de Él para siempre, y por ende ser realmente felices.   

En la Palabra de Dios vemos que el relativismo no es nuevo, viene desde el jardín de Edén, cuando la serpiente dijo a Eva: “No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Génesis 3.4,5), así le vendió una falsa idea de libertad fuera de los parámetros establecidos por su Creador y el hombre murió espiritualmente, es decir, fue separado de Dios.

Actualmente, el relativismo hace exactamente lo mismo al promover una falsa libertad para ser lo que quieras, hacer lo que quieras y creer lo que quieras, para que cada uno establezca su propia moral, lo que está bien y mal. A través de los medios de comunicación y la educación de masas, esta ideología encuentra su canal de propagación, por ejemplo, en recientes películas para niños y en los libros de texto de educación básica en México a partir del recién iniciado ciclo escolar.

Como mamás educadoras en casa tenemos un gran reto por delante para que nuestros hijos aprendan a distinguir la verdad del error; aunque sabemos que la salvación depende del Señor, nos ha sido encomendado el moldear el carácter de nuestros hijos, para que, según el pastor Sugel Michelen, sean buenos ciudadanos de dos reinos: el temporal y el eterno (este último, si a Dios le place darles de su gracia salvadora); en términos educativos, la pedagogía de Charlotte Mason es una herramienta que nos ayudará a forjar en nuestros hijos valores y a desarrollar virtudes para alcanzarlos mediante hábitos; por otro lado, el tiempo al aire libre en contacto con la naturaleza que la autora propone para los más pequeños (mínimo una hora y hasta seis cada día), les permite estar en contacto con lo real (en contraste con lo virtual), lo creado por Dios, desde donde Él manifiesta la Verdad aparte de su Palabra (Romanos 1.20).

Gaby Nieblas

 

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