Charlotte Maria Shaw Mason
1842-1923
¿Quién fue Charlotte Mason?
Charlotte Mason (1842-1923) fue una educadora británica que invirtió su vida en mejorar la calidad de la educación infantil. Huérfana a los dieciséis años, se matriculó en la Home and Colonial Society para la formación de maestros y obtuvo un certificado de primera clase. Fue profesora durante más de diez años en la Davison School de Worthing (Inglaterra). Durante este tiempo empezó a desarrollar su visión de «una educación liberal para todos». En el siglo XIX, los niños ingleses eran educados según su clase social: a los más pobres se les enseñaba un oficio, y las bellas artes y la literatura estaban reservadas a la clase más rica. Por «liberal», Charlotte entendía un plan de estudios generoso y amplio para todos los niños, independientemente de su clase social.
Charlotte pronto fue invitada a dar clases y conferencias en la escuela de magisterio Bishop Otter de Chicester (Inglaterra), donde permaneció más de cinco años. Sus experiencias allí la convencieron de que a los padres les sería de gran ayuda comprender algunos principios básicos sobre la educación de los niños. Así que Charlotte dio una serie de conferencias, que más tarde se publicaron con el título Home Education y tuvieron una gran acogida. A partir de ahí se creó la Unión Educativa de Padres, que no tardó en ampliarse. Se lanzó una publicación periódica para mantener el contacto con los miembros de la PEU, la «Revista de Padres».
Charlotte tenía casi cincuenta años cuando se trasladó a Ambleside, Inglaterra, en 1891 y fundó la Casa de la Educación, una escuela de formación para institutrices y otras personas que trabajaban con niños pequeños. En 1892, la Parents’ Education Union había añadido la palabra «National» a su título, y se había formado una Parents’ Review School (que más tarde se conocería como Parents’ Union School), en la que los niños seguían la filosofía y los métodos educativos de la señorita Mason.
En los años siguientes, Charlotte publicó más obras bajo los títulos de Padres e hijos, La educación escolar, Nosotros mismos, La formación del carácter y Filosofía de la educación. Cada vez más escuelas adoptaron su filosofía y sus métodos, y Ambleside se convirtió en una escuela de magisterio para abastecer a todas las Escuelas de la Unión de Padres que estaban surgiendo. Charlotte pasó sus últimos años supervisando esta red de escuelas dedicadas a «una educación liberal para todos».
Aporte de Charlotte Mason a la Pedagogía
En el vasto panorama del sistema educativo, todos somos conscientes de su convalecencia, de su lucha por encontrar una doctrina que responda de manera congruente a las auténticas necesidades de quienes son su razón de ser: los estudiantes. En las sabias palabras de la señorita Mason, esa educadora visionaria, se encuentra la esencia de nuestro desafío: «Nuestra necesidad apremiante en el día de hoy no es simplemente un método educativo mejor, sino la concepción adecuada de los niños».
En un mundo donde la tolerancia se convierte en una manta que cubre cualquier doctrina bajo la excusa de que todas son buenas, donde se mezcla de todo en la esperanza de obtener resultados seguros, lamentablemente, los esfuerzos se tornan tibios y, en última instancia, conducen a resultados que solo pueden calificarse como decepcionantes.
Nos encontramos en un punto de acuerdo con Eucken, ese filósofo alemán que sabiamente señaló que, «Así como existe una sola verdad común para todos nosotros, existe una sola educación común para todos. Cuando se trata de la educación del pueblo la única pregunta es ¿Cómo podemos desarrollar esta educación bajo circunstancias como las condiciones sencillas de vida y la gran cantidad de personas? Que esto se pueda hacer es la meta de toda educación verdadera».
Así, en un mundo donde la educación es clave para el progreso, la comprensión de la verdadera naturaleza del niño y la búsqueda de una educación que responda a esta esencia se erigen como faros que guían nuestro camino. El desafío es claro: no solo necesitamos mejores métodos, sino una visión más profunda y adecuada de aquellos a quienes educamos. La búsqueda de esta comprensión es el alma misma de la educación verdadera, y es una búsqueda que debe abrazarse con pasión y determinación.
En el amplio y complejo campo de la educación, surge una pregunta trascendental: ¿Existe una verdad universal que pueda proporcionarnos un código educativo común, extraído de la misma esencia de la naturaleza humana? En un mundo donde las opiniones se dispersan como hojas al viento, algunos han rozado esta verdad, mientras que otros han vagado en el incierto terreno de la especulación humana.
Charlotte Mason se erige como un faro de diligencia y perseverancia en medio de este mar de incertidumbre. Con tenacidad implacable, exploró los principios que subyacen en el corazón de la educación, principios que todos podemos poner a prueba. En sus propias palabras, Mason afirmó con claridad: «Erramos al suponer que no existe una ley natural o principio innato que deba guiar los estudios del niño».
Su enfoque educativo no se limitó a ofrecer un conjunto de pasos predefinidos, sino a forjar una filosofía sólida y estructurada, cimentada en las leyes naturales que rigen la educación. Su legado trasciende la mera metodología; es la creación de una visión que busca unificar la vida humana, reconociendo que lo espiritual y lo secular convergen hacia un mismo propósito en el individuo, como un alma viviente forjada a imagen de lo divino.
Dentro de sus valiosos aportes, Mason aboga por una visión unificadora del conocimiento, donde las conexiones directas con la verdad sean la esencia del aprendizaje. Sus principios descansan en tres instrumentos educativos esenciales: el entorno que rodea al niño, la disciplina de hábitos y la presentación de ideas vivas. Estos pilares, cuidadosamente tejidos, satisfacen todas las necesidades educativas del niño, modelando no solo su mente, sino también su carácter y cultivando sus pasiones a lo largo de toda la vida.
Mason también desafía la noción tradicional de evaluación educativa, cuestionando la utilidad limitada de los exámenes convencionales. En su lugar, promueve dos poderosas herramientas educativas: los «libros vivos» y la narración. Estos métodos permiten un aprendizaje auténtico y significativo, liberándose de la mera memorización mecánica.
El legado de Charlotte Mason trasciende barreras temporales, lingüísticas y culturales. Sus principios, arraigados en la naturaleza misma del ser humano, perduran a través de los cambios externos y continúan iluminando el sendero hacia una educación genuina y enriquecedora. En su búsqueda incansable de la verdad en la educación, Charlotte Mason nos lega un faro que sigue inspirando y transformando vidas en todo el mundo.
«…los principios perduran a lo largo de todos los cambios externos». Harold Barnes